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Nos llegan claras señales de que estamos ante una nueva era en el tratamiento del cáncer de próstata localizado (TCPL). En efecto, podemos afirmarlo. En el pasado reciente se ha asistido a un hecho innegable: el pronóstico en cuanto a curación del cáncer de próstata localizado (CPL) ha mejorado enormemente, hasta el extremo de que podemos afirmar que alrededor del 90% de casos curan. Magnífica noticia que, como todas, tiene sus peros.

  1. Seguramente la extensión del uso del PSA como medio eficaz del diagnóstico precoz del CPL ha llevado a intervenir precozmente cánceres que quizás nunca hubieran dado señales de vida. Quizás hemos curado en exceso cánceres que se hubieran curado solos.
  1. Tanto en estos casos como en otros de CPL con mayor personalidad como cánceres, el grave problema ha sido la gran contradicción: el tratamiento curativo produce con excesiva frecuencia efectos indeseables que alteran profundamente la calidad de vida del paciente.
  1. Estos efectos indeseables son, esencialmente, la impotencia sexual y la incontinencia de orina. La primera se produce tanto a consecuencia del tratamiento quirúrgico como del tratamiento hormonal, cuando está indicado.
  1. Siempre se han intentado recursos para intentar evitar impotencia e incontinencia. El más conocido últimamente es el método DaVinci, intervención quirúrgica mediante robot. Se ha dicho que es menos agresiva que la clásica prostatectomía y que, por tanto, reduce el riesgo de impotencia e incontinencia. Pero no ha visto la luz pública trabajo alguno que lo demuestre. En nuestro grupo de soporte para pacientes con cáncer de próstata no vemos diferencias entre ambos procedimientos.
  1. Afortunadamente se han presentado dos alternativas al tratamiento local clásico, una ya en marcha desde hace algunos años, el llamado esperar y ver o vigilancia activa, modalidades que tienden a no tratar inicialmente al paciente, a menos que este presente, en su evolución, problemas urinarios o aumentos excesivos del PSA o del tamaño del tumor.
  1. Estos métodos de aplazar el tratamiento mientras no sea imprescindible evitan o retrasan impotencia e incontinencia y en un número elevado de casos no precisan jamás tratamiento agresivo.
  1. Muchos pacientes rechazan los métodos aplazados por la angustia de ser portadores de un cáncer no tratado. El término cáncer sigue siendo tabú. Si no se informa muy bien al paciente respecto a las ventajas de no tratarse, siempre escogerá el tratamiento. Es por ello que es esencial que el paciente sea informado por un equipo multidisciplinario en el que participen urólogo, radioterapeuta, oncólogo médico y psicólogo.
  1. Una nueva posibilidad se abre recientemente, ofreciendo una alternativa que será posiblemente incluso mejor que el tratamiento diferido. En efecto, el profesor Emertone ha concluido la primera etapa de un novedoso tratamiento. Para ello ha recogido a 400 pacientes con CPL y de buen pronóstico (Gleason hasta 6 y PSA menor que 10 nanogramos/ml).
  1. Previamente se dispuso de unas bacterias encontradas en el fondo del océano que solo se activan si reciben luz. Con el tiempo se transformaron en un producto que podía aplicarse en la vena de los pacientes, sin riesgo alguno. Estas bacterias circulaban por nuestro organismo y se depositaban en los distintos órganos y vísceras, entre ellos, la próstata. Mediante unos tubos insertados en el abdomen del paciente se iluminó exclusivamente la zona de la próstata donde tenían el tumor. Mediante la acción de la luz láser, las bacterias se activaron y se “comieron” a las células tumorales, no afectando a cualquier otra parte del organismo que no estuviera iluminado. Cerca del 50% de pacientes tuvieron una remisión completa de su enfermedad, sin efecto secundario alguno. !Adiós a la impotencia y a la incontinencia!.
  1. Estamos en la fase de aprobación de este maravilloso tratamiento.

Si se aprueba definitivamente, los pacientes con CPL tendrán dos posibilidades, la vigilancia activa o el tratamiento mediante bacterias activadas con láser…

 

 

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