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Día Mundial del cáncer de mama, gran celebración. En efecto, si miramos hacia atrás, el progreso es evidente. Ahora hace más de 50 años que por, aquellos entonces, los aprendices de oncología teníamos  motivos para horrorizarnos. Recordemos, en primer lugar, las agresivas, y con gran frecuencia inútiles mastectomías radicales, seguidas de los inevitables linfedemas gigantes; recordemos los tratamientos hormonales con hormona masculina, que detenían algo la progresión tumoral a costa de un aumento terrible de la líbido de las pacientes , que, además veían, impotentes, como les crecía la barba y debían afeitarse; recordemos las primeras aplicaciones continuas de citostáticos, como el metotrexate, que, a la larga, ocasionaban dolorosas estomatitis ulceronecróticas. La calidad de vida era bajísima y la mortalidad, enorme. Podríamos añadir más datos o parecidos.

A partir de 1970, las cosas cambiaron, para mejorar mucho. Poco a poco se observaron los siguientes hechos: 1. La agresividad terapéutica no era efectiva. Fisher y Veronesi demostraron que la tumorectomía seguida de radioterapia de toda la mama era tan efectiva como la mastectomía, pero mucho menos traumática. 2. Se paso de la quimioterapia continua, diaria, tan tóxica, a la quimioterapia discontinua y de la monoterapia (un solo citostático al mismo tiempo) a la poliquimioterapia discontinua, mucho más efectiva. 3. Se descubrió el concepto de célula invisible, responsable de las futuras metástasis, que se combatieron con quimioterapia postoperatoria.  4. Y, quizás lo más importante, se potenció el diagnóstico precoz, mediante la concienciación y educación de médicos y de mujeres en general; también con el uso extendido de la mamografía. Tumores más pequeños y mejores tratamientos trajeron acusadísimos cambios en el pronóstico del cáncer mama, por  lo que hay motivos para su celebración.

Pero queremos más, siempre queremos, como es lógico, más. Porque si, con el transcurrir del tiempo hemos aumentado tan notablemente la supervivencia de las pacientes, vemos también motivos de grave preocupación:

 

  1. La incidencia del cáncer de mama (CM), sigue aumentando en todo el mundo, con lo que podemos hablar francamente del fracaso en su prevención, pese a los millones gastados en investigación, al parecer más dirigida a proporcionar medicamentos que a resolver el principal problema, es decir, el de la prevención.

 

  1. Dudas en la efectividad del diagnóstico precoz, en cuanto a campañas en mujeres sin síntomas. Por ejemplo, las mujeres de más de 69 años son invitadas a abandonar los programas y dejadas, en cierta manera, a su suerte. En grave contradicción con el hecho de que la incidencia del CM aumenta progresivamente con la edad.

 

  1. Cerca de 7.000 mujeres en España mueren por CM. Si los resultados son brillantes en mujeres con CM localizado, fracasamos rotundamente en las pacientes con metástasis.

 

  1. Las supervivientes del CM presentan muchos problemas que son poco atendidos. Cerebro químico, linfedema, obesidad, sequedad vaginal y tantos otros. El soporte es escaso y la comprensión de estos problemas bastante baja.

 

  1. Hay un exceso de dinero dirigido a la investigación de nuevos medicamentos, que deja sin fondos para estudiar la prevención del CM, para dar soporte a las supervivientes y para extender los beneficios adquiridos en Occidente a mujeres de otros continentes menos favorecidos.

 

  1. Por fin se habla de las mujeres con metástasis, lo que hace sospechar que la industria farmacéutica tiene algún medicamento que le interesa vender. Por que, hasta que no ha aparecido un medicamento que dicen que aumenta la supervivencia de estas mujeres, dichas pacientes apenas existían dentro de la esfera de las prioridades.

 

  1. Hay que acabar con la falacia de que el pensamiento positivo contribuye a la curación del CM. Sería tanto como decir que hay mujeres con CM que elaboran un pensamiento negativo porque no quieren vivir, como si se tratara de una forma de suicidio. El pensamiento positivo contribuye a la calidad de vida, no a su cantidad. Y dejemos de culpar a las mujeres que no curan atribuyéndolo, como hacen algunos, a que en buena parte es culpa de ellas, por tener un pensamiento negativo.

 

  1. Desconfiemos de los beneficios que suponen para ciertos avispados el lazo rosa. Algunas empresas se benefician mucho de esta campaña, porque venden más productos (que a lo mejor son intoxicantes o contienen hormonas perjudiciales) y, en cambio, dan muy poco para la investigación. Al respecto recordemos la oportuna campaña del grupo norteamericano “Breast cancer action”, titulado: Think before pink (piensa antes de rosear).

 

  1. Celebrar con gozo el día del CM como Mundial es un gran exceso. Solo recordemos el programa de FEFOC dirigido al asesino silencioso del África subsahariano, destacando el cáncer de mama. Diríamos mejor que celebramos el Día Occidental del CM, aunque con grandes excepciones. Por ejemplo, las mujeres afroamericanas tienen mucho peor pronóstico que las americanas caucasianas.

 

  1. Para acabar, felicitar a todas y todos (como saben el CM también afecta al hombre) por los progresos alcanzados, sin olvidar los problemas que mencionamos.

 

 

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