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EL ONCÓLOGO SECRETARIO

De nuevo estamos alejados de la ventana de Overton. La política, las guerras, los desastres naturales y demás la ocupan legítimamente. Es hora de analizar como se desarrolla la atención específica de las actitudes respecto al cáncer y ver la manera de captar la atención de tal modo que se nos vuelva a abrir dicha ventana. Para conocer mejor lo que ocurre,  analicemos hoy  alguno de los aspectos asistenciales en Oncología. Al hacerlo, observamos las típicas pero algo acrecentadas deficiencias en información, soporte y dedicación. La información a lo pacientes es , por lo general, insuficiente, buena parte debido a que el tiempo que el personal sanitario puede dedicar (tanto en el momento del diagnóstico y tratamiento como en las visitas sucesivas), viene muy limitado primero por el déficit de personal administrativo, con lo que el oncólogo no solo debe visitar a los pacientes sino que debe registrar todos los detalles por si mismo ; segundo, realizar todo el papeleo profuso y con frecuencia difuso, llamar a los pacientes y demás. Ha nacido una nueva clase o sub-especialidad: el oncólogo secretario. El resultado trágico es que, a nuestro oncólogo, le suele faltar tiempo, mientras lo utiliza a toda prisa con el ordenador, en el desempeño de una especialidad, como la Oncología, particularmente compleja, en la que el tiempo asignado por paciente no debería tener límites.

Nos cuentan casos extremos. Por ejemplo, los pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas oncológicas que ignoran quien les ha operado. Incluso nos explican el caso de un paciente al que ni una sola vez después de intervenido volvió a ser visitado por el cirujano, quedando en las dignas manos de enfermería. Pero es que ¡¡¡¡el cirujano oncológico estaba, probablemente, haciendo de cirujano secretario¡¡¡¡¡

Los datos que recibimos rebajan la categoría y la calidad de la relación médico/enfermo. Si deseamos volver a la ventana de Overton debemos mejorar la calidad de la asistencia, dentro de la cual guarda un lugar importante la información generosa, sin trabas administrativas de por medio. Disponemos de un generoso sistema sanitario, probablemente uno de los mejores sino el mejor. Es una gran adquisición. No lo mercantilicemos, no lo deshumanicemos. Demos los recursos adecuados a nuestros oncólogos. Rechacemos la nueva subespecialidad, la del oncólogo secretario.

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